Transporte marítimo y por puertos de ultramar

A medida que crecía la cantidad de mercancías enviadas por barco a Europa a finales del siglo XIX y, cada vez más, a Estados Unidos en el siglo XX, aumentaban también las exigencias para el transporte marítimo. La rápida evolución técnica de los barcos de vapor a partir de finales del siglo XIX, que estuvo acompañado de un rápido y constante aumento de su tamaño y velocidad, impulsó cada vez más el mercado de exportación de Centroamérica y Sudamérica. Es un proceso que también puede seguirse en los billetes. Aquí, la demostración de la última tecnología sirvió como confirmación de la modernización y eficiencia de las economías nacionales latinoamericanas. Lo mismo puede decirse del motivo constantemente recurrente de las instalaciones portuarias: en vista de los "transatlánticos" propulsados a vapor que surcaban los océanos, resultaba necesaria la construcción de nuevas dársenas portuarias más grandes y profundas, junto con una carga de mercancías y una logística modernas.

Costa Rica 1899, barco de vela de vapor: la combinación de energía eólica y motriz no fue algo inusual durante la evolución del transporte marítimo a vapor en el siglo XIX.

Colombia 1904, muelle del puerto de Colombia: cuando no era posible excavar nuevas dársenas portuarias para unos barcos cada vez más grandes, los muelles tenían que extenderse más hacia el mar.

Venezuela 1927, escena portuaria: la composición de varios barcos de vapor, un tren de pasajeros que se detiene y las humeantes chimeneas de la fábrica al fondo pretendían demostrar que Venezuela también podía seguir el ritmo de la economía mundial, ahora rapidísimo.